Si equiparamos un website corporativo con una tienda física, podemos identificar cada visita como la entrada de un cliente al local.
A diferencia de un resultado SEO orgánico, el anuncio patrocinado implica la búsqueda de una palabra clave y la muestra de un anuncio específicamente creado para ella. Esto implica que los visitantes son como clientes potencialmente interesados en nuestra tienda.
El trabajo del gestor de una campaña SEM es hacer todo lo posible para que los clientes interesados entren a la tienda física. Una vez dentro son otros factores los que determinan la venta. Si ésta se produce en la mayoría de los casos estamos hablando de una conversión (CPA).
Que los clientes miren nuestra tienda física es gratis, pero que entren cuesta dinero. Es decir, que en Google Adwords se paga en la mayoría de campañas por clic (CPC). Ahora bien, nos costará menos dinero si, entre otros factores, los clientes interesados que ven nuestro escaparate entran en mayor proporción que los que pasan de largo.
A esta relación entre impresiones y clics se le identifica como CTR y es uno de los principales objetivos que se debe perseguir. Un CTR superior al 2% es, por regla general, un CTR óptimo.
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