La compañía Akamai Technologies, como todos los años, presentó su informe sobre el estado de Internet. Este último informe estuvo enfocado en detallar el alarmante estatus de la seguridad cibernética en 2024, al reportar que en junio de ese año se registraron 26 mil millones de ataques dirigidos a aplicaciones web y APIs. Este número refleja no sólo la magnitud del problema, sino también la creciente capacidad y sofisticación de los ciberdelincuentes.
El análisis reveló un aumento del 49% en los ataques web en comparación con el año anterior, subrayando una tendencia preocupante hacia una mayor frecuencia e intensidad en las tácticas de ataque. Estos ataques no son simples intentos de vulneración; representan una amenaza organizada y estratégica contra las infraestructuras digitales, enfocadas en explotar cualquier debilidad en las defensas tecnológicas modernas.
El informe pone de relieve que las APIs se han convertido en el objetivo predilecto de los atacantes. Entre enero de 2023 y junio de 2024, se documentaron 108 mil millones de ataques específicamente dirigidos a APIs. Estos ataques abarcan una variedad de técnicas, desde la filtración de datos sensibles y el abuso de recursos, hasta los devastadores ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS), que pueden paralizar sistemas enteros.
En cuanto a los sectores más afectados, el informe señala que las industrias de alta tecnología, comercio y redes sociales han sido las principales víctimas, acumulando más de 11 billones de ataques DDoS de capa 7 en apenas un año y medio. Este nivel de actividad maliciosa evidencia la implacable presión a la que están sometidos estos sectores, especialmente aquellos que gestionan volúmenes masivos de datos sensibles y realizan transacciones críticas.
El sector del comercio destaca como el más golpeado en términos de ataques a aplicaciones web y APIs, seguido de cerca por la tecnología avanzada. La atracción de los ciberdelincuentes hacia las plataformas de comercio electrónico y los sistemas de pago en línea se debe a la gran cantidad de datos financieros y personales que manejan, lo que los convierte en un blanco lucrativo para actividades delictivas. Además, el informe sugiere que esta tendencia podría seguir en aumento, impulsada por la evolución continua de las tecnologías digitales y la creciente dependencia de las API en la economía global.
Ante este escenario, la necesidad de robustecer las defensas cibernéticas y adoptar estrategias de seguridad más avanzadas es más urgente que nunca, para proteger tanto a las empresas como a los consumidores de las crecientes amenazas en el entorno digital.
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